Empresas que cruzan fronteras. Política internacional en constante desarrollo. Un mundo cada día más globalizado y competitivo. Aprende otro idioma.
En el mundo de hoy ser monolingüe dejó de ser una opción. Aquel que se conforma con hablar únicamente su lengua materna está en desventaja en comparación al resto. Y es que manejar diversos idiomas trae consigo evidentes privilegios en el campo académico y laboral. Por esta razón, cuando nos preguntamos por qué debemos aprender otro idioma, la sociedad enfoca sus argumentos en los beneficios económicos que puede generar.
Ahora, los invito a que veamos un poco más allá.
Estoy aquí para discutir acerca de aquel argumento, el más interesante de todos, el que realmente inspira y motiva, y que casi siempre se queda a un lado. El conectar.
Hablar un idioma es más que una posibilidad de comunicación, es una oportunidad de crear una conexión. Conectar con una cultura. Ser capaz de conocerla a profundidad, desde una perspectiva diferente.
Y obviamente no son las visitas a los sitios turísticos, ni las comidas en los restaurantes más conocidos ni las conversaciones en inglés, aquello que te permite acoplarte a una cultura y conocerla. Es la cantidad y la calidad del contacto que logres establecer con los locales lo que determinará cuánto pudiste conocer de cierta cultura. Y esas conversaciones en un idioma extranjero para el local, nunca serán tan valiosas como aquellas en su propio idioma.
Las interacciones con los vendedores, los taxistas, con aquel que está sentado al lado tuyo en el tren, son la forma perfecta para adentrarte en determinada sociedad. Al escuchar su forma de hablar, las expresiones que utilizan, tendrás muchas más herramientas para entender la personalidad de su cultura.
El hecho de lograr un vínculo con alguna cultura extranjera no es cualquier cosa. Es abrir tus horizontes. Es cambiar tu forma de pensar. Es ver las cosas más sencillas del día a día de una manera distinta. Por esta razón, las personas multilingües son consideradas más tolerantes en términos de diferencias culturales.
Nadie nunca se va a arrepentir de aprender otro idioma. No pongamos excusas. No necesitas una academia ni las posibilidades de visitar el país en este momento. Existen mil maneras. Lo que sí necesitas es motivación y determinación. Es un largo proceso que requiere de mucha paciencia y esfuerzo. Pero, vale la pena.
Cada minuto que pases memorizando el vocabulario o entendiendo la estructura de las oraciones, va a ser considerado tu mejor inversión cuando estés estableciendo una conversación en ese idioma. Cuando ya no necesites traducirlo todo en tu mente, y las palabras simplemente salgan de manera natural. Repito, vale la pena.
Los dejo con unas palabras de Nelson Mandela: “Si hablas a una persona en una lengua que entiende, las palabras irán a su cabeza. Si le hablas en su propia lengua, las palabras irán a su corazón”.