En mis recuerdos gastronómicos está uno de los platos festivos que más esperaba y ha sido una tradición familiar, que desde el punto de vista religioso marca el fin a la cuaresma, y culturalmente podríamos decir que es un símbolo del mestizaje.
La fanesca es un nutritivo y delicioso potaje casero que hoy en día se lo encuentra en restaurantes; su origen se lo asocia a las creencias religiosas y a la cultura prehispánica ligada con las celebraciones ancestrales de agradecimiento al sol y la tierra por parte de nuestros nativos en ciertas épocas del año, que posteriormente se fusionaron con productos introducidos por la colonización dando como resultado esa mezcla de granos andinos, pescado salado, calabazas, lácteos y guarniciones fritas que hacen de la fanesca un plato ecuatoriano de estilo barroco único en el mundo con la combinación perfecta de texturas y sabores.
Hoy en día existen tantas preparaciones como familias en el país, y por supuesto que la de mi madre será la primera, pero lo atractivo es que cada una le agrega su toque y, gracias a su alta cantidad de fibras, proteínas vegetales y animales, lo hacen un plato muy nutritivo y saludable además de uno de los potajes más representativos de nuestra gastronomía.
Vamos a celebrar la tradición gastronómica ecuatoriana.
Fotografía de Santiago Granda – www.laescueladeloschefs.edu.ec
*Este artículo se publicó originalmente en Diario El Universo y Escafandra Magazine ha sido autorizado por el autor para reproducirlo.