El presidente mexicano, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, advirtió este miércoles que no es conveniente el cierre de la frontera entre México y Estados Unidos, después de que el mandatario estadounidense Donald Trump lanza una nueva amenaza de cerrar los pasos fronterizos.
«No nos conviene a nadie el cierre de la frontera, no es lo más recomendable», dijo López Obrador en su conferencia matutina en la que también se declaró «optimista».
Trump urgió en Twitter la mañana de este miércoles al Congreso de su país a «reunirse inmediatamente» para eliminar «lagunas» en la frontera y repitió que su Estados Unidos atraviesa «una emergencia nacional» por la inmigración ilegal.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, habla en conferencia de prensa el 26 de marzo de 2019 en el Palacio Nacional en Ciudad de México
Sin embargo, López Obrador aseguró que «hay muy buena comunicación» con Estados Unidos.
«Nosotros estamos ayudando, lo vamos a seguir haciendo para que se evite un conflicto (…) Vamos a procurar distender este ambiente», acotó.
El martes, Trump bajó momentáneamente el tono de sus amagos al decir a la prensa que México «ha empezado a detener a mucha gente en su frontera sur que llegaba de Honduras, Guatemala y El Salvador, realmente están deteniendo a miles de personas».
Al respecto, López Obrador dijo que su gobierno «está actuando con mucha prudencia y sí se está buscando que se respete la ley» migratoria.
«Celebro que el gobierno de Estados Unidos reconozca que nosotros estamos ayudando», enalteció.
Sobre la lentitud del paso de personas y mercancías que se registra en la frontera con Estados Unidos, derivada de la
reasignación de centenares de funcionarios fronterizos para tramitar la llegada de migrantes, López Obrador aseguró que «no hay problemas graves».
«Hasta ahora, les puedo decir que están abiertos los cauces, las garitas, no hay ningún problema», sostuvo.
Desde octubre pasado, miles de migrantes -mayoritariamente centroamericanos- han recorrido México en multitudinarias caravanas con la esperanza de llegar a Estados Unidos para pedir refugio, huyendo de la violencia y la pobreza en sus países.
A pesar de las políticas antimigratorias del gobierno estadounidense, el flujo incluso ha subido. En marzo aumentó de un promedio de entre 50.000 y 55.000 migrantes a poco más de 100.000, según datos oficiales de Estados Unidos.
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