El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, inauguró este domingo la construcción de una polémica refinería en el sureste del país, parte de su plan para reactivar la industria petrolera nacional, pero que expertos consideran inviable en términos financieros y ambientales.
«La vamos a construir en tres años y va a costar 150.000 millones de pesos (unos 8.000 millones de dólares). ¡Me cansó ganso!», dijo el mandatario izquierdista, desafiando estimaciones de analistas de que costará casi el doble y tomará unos ocho años construirla.
El proyecto de la refinería Dos Bocas, localizada en Tabasco -el estado natal de López Obrador-, fue primero licitado a un grupo de empresas extranjeras seleccionadas por el gobierno pero se declaró desierto cuando las participantes propusieron presupuestos y tiempos de entrega mayores a los exigidos por el presidente.
El gobierno decidió entonces que la endeudada petrolera estatal Pemex construya la refinería, cuya capacidad de proceso será de 340.000 barriles de crudo por día y entregará diariamente 170.000 barriles de gasolina y 120.000 de diésel.
Expertos dudan de la experiencia de Pemex para desarrollarla y consideran un error destinar recursos a la refinería en vez de orientarlos a impulsar su menguante producción petrolera, que ha caído 50% desde su pico de 3,4 millones de barriles diarios hace 15 años.
Pemex, cuya deuda supera los 100.000 millones de dólares y que perdió 1.876 millones en el primer trimestre, está en la mira de calificadoras crediticias, que la han urgido a invertir más en exploración y producción para evitar un descalabro financiero.
López Obrador argumenta que la refinería es necesaria para romper con la dependencia que supone importar casi 70% de la gasolina que consume el país y que será una palanca de crecimiento para el sur de México, la región más pobre del país.
«Ya es el tiempo del sureste en beneficio de todos, acá están los recursos naturales, acá está el petróleo», dijo el mandatario, quien calificó la construcción como un «acto de justicia» con esta región del país.
Se estima que el proyecto, que se realizará bajo un esquema de «ejecución acelerada» y se dividirá en seis paquetes de obra, generará 100.000 empleos.
Pemex cuenta con seis refinerías capaces de procesar 1,6 millones de barriles diarios, pero operan apenas al 30% de su capacidad por falta de inversión.
La ministra de Energía, Rocío Nahle, dijo por su parte que la refinación es un «buen negocio» y que operada correctamente la inversión puede recuperarse en cuatro o cinco años.
Aseguró además que «se ha tenido todo el cuidado» en materia ambiental, en medio de denuncias sobre destrucción de manglares en la zona de obras y falta de estudios sobre su impacto.
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